Los accidentes son la primera causa de
mortalidad infantil en países desarrollados como el nuestro. A este dato
debemos sumar las consecuencias para darnos cuenta de la magnitud del
problema: Según datos del European Child Safety Alliance (ECSA), el 70 %
de los accidentes infantiles precisa de algún tipo de atención o cura,
dentro de este grupo entre el 30% y el 48% necesita además traslado y
asistencia en un centro hospitalario, las mismas fuentes nos indican que
por cada menor fallecido, 160 niños necesitan ingreso hospitalario y
2000 son atendidos en los servicios pediátricos de urgencias.
Hoy tenemos con nosotros a M. Angeles
Miranda, que es experta en prevención de accidentes y seguridad vial, se
ha especializado en instalaciones destinadas a la infancia, creando las
auditorías de seguridad infantil/evaluaciones de riesgo infantiles, en
centros educativos y de ocio, además del Sello de Calidad S+. Nuestra
invitada es también Socia fundadora y Vicepresidenta de la Asociación
Nacional de Seguridad Infantil e integrante del Comité Técnico de
Normalización AEN/CTN 172/SC4 Material, servicios y centros destinados a
la infancia.
Desde el año 1990 he dedicado mi vida
profesional al mundo infantil, tras un largo camino formándome en
diferentes ámbitos, mis objetivos movidos por una pasión desbordante a
mi trabajo se centran en la especialidad de seguridad y prevención de
accidentes infantiles
En su haber cuenta con otros méritos que
nos dan mucha confianza, y por eso le hemos pedido que nos hable sobre
Seguridad Infantil, un tema tan importante como olvidado en ocasiones.
Los accidentes son la primera causa de mortalidad infantil en países desarrollados
Peques y Más.-
Probablemente el verano
sea la época en la que más accidentes infantiles suceden por diversas
circunstancias, ¿es así?. Y, al margen de la temporada estival, ¿cuáles
son los tres tipos de accidentes que con más frecuencia ocurren durante
la infancia?
M. Angeles Miranda.- Efectivamente en la
época estival los accidentes infantiles aumentan un 20%. Las vacaciones,
la relajación, el aumento de trayectos en automóvil y sobre todo no
prevenir situaciones de riesgo en los entonos desconocidos o poco
habituales como son los destinos vacacionales, son las causas de este
crecimiento.
En cuanto a los accidentes más frecuentes en la infancia, estos son:
- Las caídas al mismo o distinto nivel: intervienen como factores de riesgo los periodos de transición evolutiva (desarrollo motriz, adquisición de habilidades), y la curiosidad infantil.
- Las asfixias por inmersión y/ o por obstrucción de cuerpo extraño, la falta de supervisión y de educación son los agentes principales de que se produzcan.
- Las intoxicaciones, los niños son curiosos por naturaleza, la falta de dispositivos para evitar el acceso a sustancias tóxicas da vía libre al menor para experimentar.
Se deben promover políticas de salud que generen espacios adecuados a los niños
En todos ellos, la adaptación de los
espacios y la supervisión adulta son las medidas de prevención más
eficaces. Con ambas podemos conseguir que los niños se desarrollen sin
riesgos: deben caer, pero sin consecuencias graves, deben disfrutar de
elementos como el agua, pero sin riesgos, deben investigar, tocar,
probar, etc., pero con elementos adecuados a sus necesidades.
PyM.- Un accidente es un suceso
imprevisto, por supuesto, pero ¿crees que es posible reducir la cantidad
de accidentes infantiles que suceden, e incluso de minimizar las
consecuencias mediante la prevención?
MAM.- Según la OMS “Un accidente es un
hecho eventual, anómalo e involuntario del cual resulta daño físico o
psíquico, como consecuencia de una falta de prevención o defecto de
seguridad”.
De esta definición podemos concluir que
con medidas preventivas que eliminen el riesgo o minimicen las
consecuencias, los accidentes son evitables. En el caso de la infancia
las características y necesidades de los niños en función de su
desarrollo evolutivo han de incorporarse a la prevención para poder
adoptar las soluciones más eficaces.
PyM.- El volumen de accidentes y su
consecuencias, ¿son preocupantes en los países de nuestro entorno? ¿de
quien es la responsabilidad de evitar, prevenir, incidir (familias,
gobiernos, sistema educativo, sociedad…).
El tributo a pagar por los accidentes
infantiles no queda aquí, porque además de las cifras resultantes en el
gasto sanitario, se deberían añadir otros gastos y daños morales como
los años de vida potencialmente perdidos en caso de fallecimientos, las
limitaciones, minusvalías, desfiguraciones, amputaciones, afectaciones
psicológicas, sufrimientos morales y físicos, tanto de los niños como de
los familiares y cuidadores, el absentismo escolar, el absentismo
laboral de las familias que de cuidar de su recuperación, etc.
Evitar estas cifras y sus consecuencias
es de base un problema cultural que se debe corregir mediante
concienciación e incorporando la cultura preventiva de forma natural en
nuestras vidas, dejando atrás el “a mí no me va a pasar” por la
autoprotección.
A nivel legislativo tenemos dos ejemplos
en los que fijarnos por los excelentes resultados obtenidos reduciendo
considerablemente la siniestrabilidad en ambos casos:
Por un lado las LPRL, el punto de partida
para generar cultura preventiva en el trabajo como un derecho, hasta
tal punto que los trabajadores valoran que sus centros y puestos sean
seguros y por lo tanto saludables.
Por otro las estrictas normativas de
tráfico, basadas en penalización económica y de puntos han impulsado una
mayor concienciación de los riesgos al llevar un volante.
Con estos
dos ejemplos se determina que la responsabilidad es de todos, por parte
de los responsables en legislar, se deben promover políticas de salud
que generen espacios adecuados a los niños, por parte de las familias
debemos concienciarnos de que un accidente infantil no es un hecho
fortuito, adquiriendo medidas preventivas son evitables, educando en
prevención las futuras generaciones incorporaran esta cultura de forma
natural.
Peques y Más.- Ahora, han empezado las
clases y los intereses de los padres se desplazan, también las
preocupaciones; los niños pasan mucho tiempo en el colegio, pero también
deben llegar hasta él. ¿Cómo valoráis desde la asociación la seguridad
de los accesos a las escuelas en nuestro país? ¿qué condiciones deben
cumplir para que las entradas / salidas del cole sean seguras?
MAM.- Solo 3 de cada 10 colegios
españoles disponen de un entorno seguro, la mayoría de los accesos
siguen el mismo patrón que las ciudades: están hechos por y para
adultos, prevaleciendo el automóvil al peatón, por este motivo,
mayoritariamente las familias de hoy llevamos a los niños al colegio en
este sistema de transporte, es la consecuencia de esta estructura
urbanística.
Por suerte cada vez más se intenta
pacificar el tráfico creando espacios más habitables, desde la
asociación impulsamos y fomentamos esta transformación, aunque muchas
veces topamos con nuevos desafíos estructurales que siguen sin tener en
cuenta las necesidades de los menores. Una ciudad sin niños, es una
ciudad peligrosa, en el caso contrario toda la sociedad sale ganando
(peatones, ancianos, discapacitados, etc).
En cuanto a los requisitos de seguridad
para que las entradas de los colegios (y centros destinados a la
infancia) sean seguras, disponemos de un decálogo específico donde se
tienen en cuenta las necesidades y características del colectivo
infantil.
Remarcamos mucho la importancia de que la
seguridad vial infantil es una responsabilidad compartida, de los
municipios, de los centros y por supuesto de las familias que desde que
bien pequeños los acompañan diariamente en las entradas y salidas.
Pensemos en el impacto de un niño que acaba de recibir educación vial
cuando a la salida del centro, el adulto lo espera en tercera fila,
obstaculizando el tráfico y haciéndole pasar entre automóviles para
llegar hasta él. Los adultos debemos ser conscientes de la repercusión
que nuestro modelo de conducta tiene en nuestros hijos, la coherencia de
criterios entre lo que decimos y los que hacemos debe ser la base de la
formación en prevención, en cualquiera de los ámbitos en los que se
desarrolle el niño.
PyM- Qué asignatura pendiente tienen nuestros colegios en materia de seguridad infantil?
Solo 3 de cada 10 colegios españoles
disponen de un entorno seguro, la mayoría de los accesos siguen el mismo
patrón que las ciudades: están hechos por y para adultos, prevaleciendo
el automóvil al peatón
MAM.- Los centros infantiles en materia
de seguridad se rigen con unas normativas generalizadas que en función
del centro y de la edad de los menores a los que acoge no son eficaces.
Los responsables de los centros y servicios destinados a la infancia son
especialistas en educar, en gestionar, etc., de la misma forma que el
colegio debe externalizar a especialistas en la prevención de riesgos
laborales tal y como marca la legislación vigente en seguridad laboral,
este mismo centro no reúne profesionales de la prevención de accidentes
infantiles, cuando los niños son usuarios del colegio como los mismos
trabajadores.
Desde la Asociación Nacional de Seguridad
Infantil creemos que la misma eficacia que nos ofrece la normativa en
riesgos laborales se debe aplicar a la infancia, por ello promovemos las
Auditorias de riesgo infantiles, siempre desde un prisma positivo,
analizando las instalaciones, los hábitos, la franja de edad, las
actividades ofertadas, se consiguen centros seguros y adaptados a las
necesidades de los niños y de la instalación, logrando además muchos más
beneficios para todos los usuarios.
PyM- Teniendo en cuenta por otra parte
que los peques pasan parte de su tiempo también en otros contextos según
la edad (parques, paseos con los amigos en bicicleta, etc.), ¿qué
aspectos concretos relacionados con la seguridad nos deberían preocupar
más a los padres?
MAM.- De nuevo volvemos a marcar la
relevancia de la base que generará cultura preventiva en nuestros
pequeños, y es que como en todo, las semillas que vamos plantando en los
niños irán germinando a medida que este vaya adquiriendo autonomía.
Me gustaría ilustrarlo con un ejemplo
representativo y muy actual últimamente: cuando salimos con nuestros
hijos pequeños en bicicleta, los llevamos con el casco de seguridad, sin
embargo por cultura social o por ausencia de normativas, los adultos
prescindimos en general de este sistema de protección. Esta
contradicción supone que a medida que el niño sea más autónomo y pueda
salir solo con la bicicleta tampoco utilizará el casco, es lo que hemos
inculcado, “serás mayor y no lo utilizaras” aunque nunca lo hayamos
expresado literalmente.
Por otro lado los padres y cuidadores
deben examinar los espacios, públicos o privados, donde vayamos con
nuestros hijos, y por supuesto no eximir nuestra responsabilidad: en la
playa el socorrista no debe vigilar a nuestros hijos, en un parque el
municipio debe mantenerlo pero no siempre es así, en un centro comercial
los vigilantes no son los responsables de que se pierdan,…la
supervisión y la anticipación que generen medidas preventivas son de las
familias y cuidadores.
Evitar las cifras de accidentes
infantiles y sus consecuencias es de base un problema cultural que se
debe corregir mediante concienciación e incorporando la cultura
preventiva de forma natural en nuestras vidas, dejando atrás el “a mí no
me va a pasar” por la autoprotección
PyM.- ¿Qué podemos corregir los adultos para prevenir los accidentes infantiles?
La adaptación de los espacios y la
supervisión adulta son las medidas de prevención más eficaces. Con ambas
podemos conseguir que los niños se desarrollen sin riesgos
MAM.- Cada vez que ocurre un accidente
infantil debemos plantearnos que ha pasado y sobre todo como poder
evitarlo o minimizar las consecuencias en caso de que vuelva a ocurrir.
Los accidentes en la infancia, como en todos los ámbitos, son
prevenibles.
Generar políticas de concienciación y
formación tanto a padres como a niños, crear espacios seguros donde los
más pequeños se desarrollen sin riesgos, inculcar la autoprotección
desde la más tierna infancia, y sobre todo dar ejemplo, pueden reducir
la alta tasa de lesiones en la infancia y lo que es más importante, que
las próximas generaciones tengan esa cultura preventiva asumida de forma
natural, evitando la sobreprotección por un extremo o la ausencia de
seguridad por otro.
Desde el nacimiento todos queremos que
nuestros hijos alcancen su plena autonomía, para llegar a ese objetivo
organizar, planificar, anticiparse a los riesgos y sobre todo dar
ejemplo para inculcarle esa autoprotección que le resultará de gran
valor en su vida autónoma.
Decía Einstein que “Dar ejemplo no es una manera de educar, es la única manera”
Le tenemos que dar las gracias a M
Ángeles por colaborar con nosotros, teniendo en cuenta que la prevención
de accidentes infantiles debería estar presente en todos los hogares.
La hemos invitado precisamente para crear conciencia, y que todos nos
demos cuenta de que más allá de las víctimas de estos accidentes y sus
familiares, se deben poner las miras en el trabajo colectivo de toda la
sociedad.
Ha sido un placer entrevistar a esta experta, gracias a la que hemos podido contar con información de calidad.